sábado, setembro 22, 2007

El banquero de los pobres

(...)
Las personas hambrientas no iban pronunciando eslóganes en voz alta. No exigían nada de nosotros, la bien alimentada población urbana. Simplemente se tendían sin hacer ruido a la entrrada de nuestras casas y allí aguardaban a que les llegara la muerte.
La gente puede perecer de muchas formas y por muchos motivos, pero hay algo en el hecho de morir de hambre que lo convierte en el modo más inaceptable de morir. Es algo que va sucediendo a cámara lenta. Segundo a segundo, la distancia entre la vida y la muerte se va reduciendo cada vez más hasta que la una y la otra están tan próximas que apenas si se puede apreciar la diferencia. Como el sueño cuando nos vence, morirse de hambre es algo que nos sobreviene tan en silencio, tan inexorablemente, que ni siquiera nos damos cuenta de que está ocurriendo. Y todo porque falta un puñado de arroz que llevarse a la boca en cada comida. En este mundo de abundancia, dejamos que un bebé diminuto, que no entiende todavía el misterio de ese mundo, llore y llore hasta dormirse sin la leche que necesita para sobrevivir. Y puede que al día siguiente ya no tenga fuerzas para seguir viviendo.
(...)
Cuando sostenemos el mundo en la palma de la mano y lo inspeccionamos a vista de pájaro, tendemos a volvernos arrogantes: no nos damos cuenta de lo mucho que se difminan las cosas cuando se contemplan desde semejante distancia. Yo opté por verlas «a vista de gusano» con la esperanza de que si estudiaba la pobreza de cerca, lograría comprenderla más a fondo.
Mis reiterados viajes a los pueblos y aldeas de los alrededores del campus de la Universidad de Chittagong me permitieron hacer descubrimientos que, a la larga, resultarían esenciales para fundar el Banco Grameen. Las personas pobres me enseñaron una economía completamente nueva. Aprendí desde su propia perspectiva los problemas a los que se enfrentan. Probé con un montón de cosas. Algunas funcionaron; otras no. Una que sí salió bien fue la de ofrecer préstamos destinados al autoempleo. Aquellos préstamos constituyeron un punto de partida para la industria artesanal y para otras actividades generadoras de ingresos que aprovechaban las habilidades quelas personas prestatarias ya poseían.
Jamás imaginé que mi programa de microcréditos sería la base de un «banco de los pobres» de ámbito nacional que prestaría servicio a 4.35 millones de personas o que sería luego adaptado a más de cien países de cinco continentes. Yo sólo trataba de aliviar mi culpa y satisfacer me deseo de ser útil a unos seres humanos que se morían de hambre. Pro aquello no se detuvo en sólo unas pocas personas. Quines pidieron préstamos y sobrevivieron no dejaron que así fuera. Y, en poco tiempo, yo tampoco estaba ya dispuesto a dejarlo.

in El Banquero de los pobres - los microcréditos y la batalla contra la pobreza en el Mundo.

Muhammad Yunus (fundador del Grameen Bank) foi Prémio Nobel da Paz em 2006. É autor do livro Banker to the poor (em Portugal, O banqueiro dos pobres). Pretende acabar com a pobreza através do banco que fundou, do qual é presidente e o governo de Bangladesh é o principal acionista, o Grameen Bank, que oferece ativamente microcrédito para milhões de famílias. Yunus afirma que é impossível ter paz com pobreza.
Muhammad Yunus formou-se em Economia em Bangladesh, doutorou-se nos EUA e foi professor na Universidade de Dhaka. Em 1976, constatou as dificuldades de pessoas carenciadas em obterem empréstimos na aldeia de Jobra, em um Bangladesh empobrecido e recém-separado do Paquistão. Por não poderem dar garantias, os bancos recusavam-lhes as pequenas quantias que permitiriam comprar materiais para trabalhar e vender, e os usurários taxavam os empréstimos com juros altos.Muhammad Yunus criou então o Banco Grameen, que empresta sem garantias nem papéis, sendo, sobretudo, procurado por mulheres: elas são 97% dos 6,6 milhões de beneficiários. A taxa de recuperação é de 98,85%.

1 comentário:

Jay Dee disse...

Muito forte, não?